Qué ver en Baden Baden
Alrededor del año 1000 AC vivieron aquí tribus celtas, cuyo recuerdo aún pervive en los nombres de algunos bosques, ríos y aldeas de la Selva Negra. En la época del emperador romano Adriano se construyeron baños y termas, cuyas ruinas se pueden visitar actualmente. El nombre de la ciudad, Baden, significa “baño”, lo que demuestra la indiscutible relación de su historia con las aguas termales. En esa época los margraves de la ciudad construyeron sus castillos, que aún están en pie. En 1870 se construyeron los baños antiguos (Friedrichsbad), cuyas propiedades curativas se conocían en toda Europa. En el siglo XIX era el balneario preferido de los ricos y famosos de la época, que acudían en verano para disfrutar de las termas. La ciudad atravesó casi intacta ambas guerras mundiales, por lo que la mayoría de los edificios y lugares que vemos son los originales
Los baños: el agua termal surge desde 2,000 metros de profundidad y fluye hacia 12 fuentes en las que se sumergen quienes acuden a la ciudad para la cura de diversos males. El agua puede alcanzar una temperatura de 68ºC.
El baño más famoso es Friedrichsbad, un lujoso baño romano irlandés de 17 estaciones que, dicen, hace que el tiempo se detenga cuando te sumerges en el agua. Funciona desde 1877, hace 130 años, y era, al momento de su inauguración, el spa más moderno de Europa. Hoy es el preferido de quienes visitan Baden Baden.
Ruinas de los baños romanos: con 2000 años de antigüedad, son los baños mejor conservados de Alemania. Se encuentran justo debajo de Friedrichsbad y se pueden visitar entre abril y noviembre.
Lihtentaler Allee (Alameda Lichtental): lo que en su origen fue un sendero entre campos, hace 350 años se convirtió en un hermoso y relajante boulevard al estilo de jardín inglés junto al río Oos. Hay alrededor de 300 clases diferentes de árboles y plantas, puentes que cruzan el río y está flanqueada por elegantes hoteles y mansiones .
Kurhaus (Casino): puedes probar suerte en el casino que Marlene Dietrich llamó “el más bello del mundo”. Funciona en un imponente palacio de estilo neoclásico. Se hizo especialmente famoso a partir de 1830, cuando el juego de azar estaba prohibido en Francia y la gente iba entonces a Baden Baden. No esperes máquinas tragaperras ni bullicio la estilo Las Vegas. Allí dentro todo es alfombras mullidas, imponentes arañas de cientos de luces y refinada decoración. El palacio está rodeado de jardines que se pueden visitar. También hay tiendas, un anfiteatro y un restaurante. Por si todo ese glamour no fuera suficiente, las lámparas de la entrada de Kurhaus funcionan a gas y se encienden manualmente cada atardecer.
Castillos: el más famoso es el Castillo Antiguo o Altes Schloss, residencia de los margraves de Baden entre los siglos XI y XV. Fue construido en el 1102 sobre una colina que domina la ciudad. Tenía dos secciones, el castillo superior y el castillo inferior, este último una ampliación del siglo XIV. En el siglo XV los margraves se mudaron al Castillo Nuevo o Neues Scloss, del que sólo se pueden visitar los jardines, porque es propiedad privada.
Monte Merkur: es el punto más alto de la ciudad (668 metros) y se sube en el funicular más empinado de Europa. El trayecto tarda cinco minutos. Se llega a la estación del funicular en autobús. Lo mejor es comprar el billete combinado de autobús-funicular. Si prefieres puedes subir a pie por senderos claramente señalizados. No olvides tu cámara de fotos o teléfono celular: la vista desde la cima es indescriptible.
El baño más famoso es Friedrichsbad, un lujoso baño romano irlandés de 17 estaciones que, dicen, hace que el tiempo se detenga cuando te sumerges en el agua. Funciona desde 1877, hace 130 años, y era, al momento de su inauguración, el spa más moderno de Europa. Hoy es el preferido de quienes visitan Baden Baden.
Ruinas de los baños romanos: con 2000 años de antigüedad, son los baños mejor conservados de Alemania. Se encuentran justo debajo de Friedrichsbad y se pueden visitar entre abril y noviembre.
Lihtentaler Allee (Alameda Lichtental): lo que en su origen fue un sendero entre campos, hace 350 años se convirtió en un hermoso y relajante boulevard al estilo de jardín inglés junto al río Oos. Hay alrededor de 300 clases diferentes de árboles y plantas, puentes que cruzan el río y está flanqueada por elegantes hoteles y mansiones .
Kurhaus (Casino): puedes probar suerte en el casino que Marlene Dietrich llamó “el más bello del mundo”. Funciona en un imponente palacio de estilo neoclásico. Se hizo especialmente famoso a partir de 1830, cuando el juego de azar estaba prohibido en Francia y la gente iba entonces a Baden Baden. No esperes máquinas tragaperras ni bullicio la estilo Las Vegas. Allí dentro todo es alfombras mullidas, imponentes arañas de cientos de luces y refinada decoración. El palacio está rodeado de jardines que se pueden visitar. También hay tiendas, un anfiteatro y un restaurante. Por si todo ese glamour no fuera suficiente, las lámparas de la entrada de Kurhaus funcionan a gas y se encienden manualmente cada atardecer.
Castillos: el más famoso es el Castillo Antiguo o Altes Schloss, residencia de los margraves de Baden entre los siglos XI y XV. Fue construido en el 1102 sobre una colina que domina la ciudad. Tenía dos secciones, el castillo superior y el castillo inferior, este último una ampliación del siglo XIV. En el siglo XV los margraves se mudaron al Castillo Nuevo o Neues Scloss, del que sólo se pueden visitar los jardines, porque es propiedad privada.
Monte Merkur: es el punto más alto de la ciudad (668 metros) y se sube en el funicular más empinado de Europa. El trayecto tarda cinco minutos. Se llega a la estación del funicular en autobús. Lo mejor es comprar el billete combinado de autobús-funicular. Si prefieres puedes subir a pie por senderos claramente señalizados. No olvides tu cámara de fotos o teléfono celular: la vista desde la cima es indescriptible.
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